Thursday, November 29, 2007

USA 1987

Big Black tocando Black Penny.

USA 1984

Puta Madre. Hasta ayer, y durante 6 meses, había estado alojado en youtube un videode 11 minutos con varias canciones de Minutemen en vivo, incluyendo Corona (aka: la canción de jackass). Y hoy, que vengo a subirlo, lo borran por violar no se que cosa.

Asi que, respetando su nombre: un video de 55 segundos de Minutemen. This ain´t no picnic.

Monday, November 26, 2007

Alemania 1988

Un vídeo de cuando el pelo de J Mascis no daba miedo, y Lou aún no había sido expulsado de la banda.

Let it ride es un cancionón.

Y Freak Scene es Freak scene

Sunday, November 25, 2007

Maneras de sentirse idiota: 1

Escuchar The Byrds y decir "oh, esto se parece a R.E.M."

Monday, November 19, 2007

La notte della Tempesta

El sábado fui a mi primer concierto de rock en Europa (y el primero al que voy desde el verano austral). Revisando en el Last.fm me enteré que había un concierto, de un grupo del cual jamás había escuchado nada (Tre Allegri Ragazzi Morti - TARM), en la Rolling Stone, una discoteca/sala de conciertos que queda a pocas cuadras de mi casa.

Después de buscarlos en los canales usuales (youtube, myspace, etc), decidí ir a verlos.


Llegué al local cuando Moltheni tocaba sus primeros acordes. De este grupo, y del que tocó después, no había hecho la menor investigación, no tenía idea de que cosa esperarme. La impresión general que me dió el grupo (en realidad un proyecto solista) fue que tenían una necesidad de "rockear" más de lo que podían o deberían. Me explico: las canciones estaban basadas en la melodía vocal y la guitarra acústica del cantante, con un predominio de los medios tiempos y la ausencia general de estructuras reconocibles. Pero las melodías vocales y, sobre todo, algunos preciosos arreglos de teclado se veían opacados por la excesiva fuerza que le daba la batería a las canciones, y por el uso de una guitarra eléctrica que quería darle una sensación épica a la canción -no en el sentido Mago-de-Oz épico, sino en acordes mayores con reverb-. Cuando después he escuchado las canciones que han subido al myspace, reforcé mi opinión. Allí los temas suenan más bonitos, con menos ganas de sonar "poderosos", o algo así.









El perfil de la gente que se acercó al escenario antes de la salida de Il Teatro degli Orrori me debió dar una idea de lo que venía. Es un grupo punk, pero en el amplio espectro de la palabra. O, más bien, post-punk, que es menos descriptivo. La base rítmica lleva el peso de sus composiciones: el baterista que toca como si quisiera destrozar el instrumento, y el bajo que mantiene el ancla de todo, mientras que la guitarra oscila entre riff de hardcore y feedback. Las letras eran cantada-recitadas con cólera, pero sin llegar a gritos cacófonos. Según tengo entendido (aún no busqué en internet), las letras buscan escandalizar adrede. No sé si eso aún sea posible en los tiempos que corren. De todas maneras, es un grupo que me gustó bastante, un buen espectáculo en vivo.







Por último, salieron los Tre Allegri Ragazzi Morti. Sónicamente, el grupo es un grupo de punk-pop, tipo lo primero que sacaba The Cure. Tiene algunas canciones muy buenas (Il Mondo Prima es genial genial genial), y tiene otras que caen en demasiadas repeticiones. También tocaron un cover (en italiano) de My little brother has discovered rock and roll, de Art Brut. Pero lo que más me ha interesado del grupo es el concepto que existe detrás del mismo, y que expondré más en detalle en otro post. En todo caso, el concierto fue bueno, aunque muy corto. Parece que, ni aunque fueran la atracción principal, su poder de negociación sobre el local era lo suficientemente fuerte. Y que la fiesta de discoteca tenía que comenzar. Una pena.

Friday, November 16, 2007

Apuntes Varios

Estuve en Viena. Comparada con Milán, casi cualquier ciudad a la que se me ocurra irme será preciosa. Pero Viena es preciosa de verdad; y hace un frío de mierda. Según Elisa, que me acompañó y fue mi guía en la ciudad, una de las características principales de esta es la cantidad de viento que corre por sus calles. Si unimos a esto la lluvia y las bajas temperaturas, nos podemos ir haciendo una idea del estado de mis manos y mi nariz durante esos días.

Pero nevó.

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La mayor frustración en Viena:

No ver a Arcade Fire. No tenía entradas, pero estaba dispuesto a pagar lo que me pidieran para la reventa – mientras el precio hubiese sido menor que mis riñones. Y es que Arcade Fire cumplía todos los requisitos para ser LA experiencia europea: un grupo que me encanta cuando aún no se ha echado todo a perder. Que no es lo mismo ver a Pearl Jam o a Björk llegando a Sudamérica luego de 10 años (y más) de carrera, con la fama, y todo lo que implica, encima, que ver a Arcade Fire después de su segundo disco, y en esa sútil franja que separa a los grupos verdaderamente famosos de la sección más conocida del indie. Aunque en realidad me hubiera gustado verlos en un local chico y con sólo cien personas de público.

Lo mejor de Viena:

Los museos a los que fui. Si bien la nieve es un espectáculo para cualquier persona que viva cerca al ecuador, hubiera cambiado 80 mil nevadas por más tiempo y dinero para ver museos. El primero de ellos, el Leopold Museum, está dedicado en su mayor parte al arte de la vanguardia austríaca de principios de siglo, con un énfasis en la figura de Egon Schiele. Por algún motivo extraño pensaba que este pintor era uno de esos artistas que alcanzan la fama sólo después de muertos, una especie de Van Gogh austríaco. Pero me enteré que ya era respetado en vida. No es que esto tenga alguna importancia, su pintura hubiera sido igual de potente si no le hubiera hecho caso ni su madre.
El segundo, y último, de ellos fue el Albertina. Aunque tenía una exposición de “Picasso vs. Monet” (como quien dice “Gozilla vs. Mothra”), la que más me gustó fue aquella del “Arte posterior a 1970”. Es el descubrimiento de una obra en movimiento (porque la mayoría de artistas comprendidos siguen vivos) sobre la de una obra ya estática y, de alguna forma, conocida. No es que conozca y haya visto todas las obras de Monet o Picasso pero, en cambio, no conocía si quiera la existencia de artistas como Longo o …… Luego postearé más acerca de los que más me impresionaron. Tengo algunas ideas, pero debo esperar a que se asienten.

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Lo que dijo Mathew Dear (de quien no había escuchado nada nunca) en su última entrevista para Pitchfork es cierto: el 80 ó 90 % de las personas no están dispuestos a ir a un concierto de un grupo del que no han escuchado nada antes.

¿Resultado? Iré a ver a Tre Allegri Ragazzi Morti solo.

No es EL grupo italiano a conocer, pero tiene una propuesta que me llama la atención. Es punk rock, un poco repetitivo en las estructuras, y un poco sonso en las letras (demasiado populista en sus historias de adolescentes incomprendidas), pero lo suficientemente pop y lo suficientemente punk para convertirse en la perfecta opción de mi fin de semana. Como dice Ana María (que no irá conmigo al concierto): “es un grupo para saltar y quedarte afónico”. Es lo mínimo que le pido a un grupo desconocido.

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Los Mirlos fueron mencionados en la Pitchfork. Es el momento más WTF de toda la historia (para un peruano).

Los Mirlos es un grupo de chicha peruana. La chicha peruana es un género tropical que estuvo en auge en las décadas de los 70s y 80s. Es la madre de la cumbia villera, para que un lector del cono sur tenga algo de idea de a lo que me refiero. Y fueron mencionados en la Pitchfork.
Sin embargo, no es como que Pibes Chorros hubiera sido reseñado. La chicha es un fenómeno interesantísimo en materia musical. Básicamente, es una mezcla de ritmos caribeños (salsa y cumbia), punteos andinos y criollos y sonidos psicodélicos. El uso del wah wah y el fuzz fue algo normal en los músicos chichas (muchos de ellos llegaron al género luego de que el gobierno militar pusiera severas trabas al rock), y es lo que le da un sabor característico a este género musical.

El Perú, país clasista y racista por excelencia, ha visto la chicha y sus derivados (la tecnocumbia, por ejemplo) con malos ojos durante muchos años. Recientemente, sin embargo, está ocurriendo una revalorización de la misma, ya sea en forma irónica (las clases dominantes utilizando géneros populares porque es “cague de risa” hacerlo) o sincera (el uso del lenguaje chichero como arte).

El artículo de prensa de la disquera que editó el compilado que permitió que Los Mirlos fueran mencionados en la Pitchfork es bastante acertado en su visión general de las cosas (hasta antes de la revalorización antes mencionada). Aquí el link.

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Hace mucho frío

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A partir de un post de Benito, y la discusión generada al respecto, me puse a ver vídeos en vivo de la época punk.

Ramones en vivo, circa 1978, son increíblemente buenos.

Pero todo el punk, todo lo que significa, está contenido en la forma en que Johnny Rotten canta: “We mean it, man”.