Vuelvo sobre la primera canción sobre la que hable en este blog (a cuenta que hubiesen sido muchas). Durante mucho tiempo me arrepentí de lo que dije en ese post. No sobre el sentido general de lo que dije (aún me deja flotando en melancolía cada vez que lo escucho), sino sobre el hecho de haber minimizado el logro más importante de la vida del personaje de la canción: haber (casi) conocido a Michi Panero. Para mí, lector de novelas (y de César Vallejo), esto quería decir "mi mayor logro es uno muy menor, muy muy pequeño". Que idiota. Y esto no significa que desde entonces hay leído a Michi Panero. Solamente significa que ahora sé quién es. Y ahora entiendo la importancia que podría tener para un Nacho Vegas viejo, o algo así.
Pero no vuelvo sobre la canción para hacer un mea culpa tardío que no le importa a nadie más que a mi consciencia. Vuelvo porque recientemente he vuelto a escuchar la canción (pensé tocarla como cover el 25, cuando toqué), y me he quedado maravillado de nuevo.
Normalmente, cuando uno quiere decir que un cantante escribe muy buenas letras dicen de él que "es un poeta". Nacho Vegas, al menos en esta canción, no es un poeta, es un cuentista, un novelista, un narrador. Es increíble la manera en que pinta completo al hombre en pocas palabras, como sabe exactamente que decir para que nos demos cuenta de la clase de vida que ya ha vivido, de lo que piensa de las cosas, incluso de su edad ("unos me llaman chaval y otros me llaman caballero").
Y la melodía es linda, eso siempre ayuda. A Macarena le gustan los arreglos, las guitarras que entran y el pianito, y supongo que las voces de las niñas. A mí, aún si hubiese sido solamente él y su guitarra, me seguiría pareciendo perfecta.
Nacho Vegas - El hombre que casi conoció a Michi Panero